viernes, 2 de septiembre de 2016

El "San Pedro Alcantara".

En plena guerra de independencia, en 1815, el navío San Pedro Alcántara, buque insignia de la expedición de Pablo Morillo que venía a combatir a los patriotas, se hundió entre Coche y Cubagua. En 1959 se lleva a cabo otra expedición, que en este caso tuvo como propósito el rescate de los restos de ese naufragio. En el Museo se exhiben fotografías, cañones, fragmentos de hierro, clavos, y un madero del navío. También se muestran copias digitalizadas de los cuadernos originales de las operaciones de rescate. A continuación presentamos el material gráfico de las operaciones dirigidas por Gonzalo Rodríguez del Villar, fundador del submarinismo venezolano.

Pescadores de la isla de Coche que encontraron el navio español

Buque de transporte de la marina de guerra venzolana que participo en las operaciones

Explosión del San Pedro Alcantara

Dibujo del buque sumergido en el area de su localización

Representación grafica de la imagen original del buque de guerra.

marinesros venezolanos rescatando cañones del buque español

Oficiales de la armada y buzos participantes en el hayazgo submarino.

Otro cañon recuperado.

Calvos y objetos recuperados de las aguias.



Ancla del buque


Culebrinas recuperadas.



Luego del naufragio del navío San Pedro Alcántara en 1815 son varias las exploraciones que se han hecho a este barco para verificar su estado, no obstante la Armada realizó la primera expedición formal en el año de 1959 a solicitud de la Universidad Central de Venezuela según cuenta el vicealmirante Haroldo Rodríguez, uno de los principales responsables de las labores de investigación quien para ese momento era teniente de fragata.

El vicealmirante Rodríguez refiere que la expedición se emprendió formalmente a bordo del transporte Los Roques T-14 en donde se embarcaron submarinistas, investigadores, exploradores y aficionados, quienes una vez en el lugar y tras días de estudios lograron rescatar algunos objetos como cañones, balas, anclas y cuadernas del barco, los cuales en su mayoría se encuentran actualmente en el Museo Naval que funciona en la Escuela Naval de Venezuela Almirante Sebastián Francisco de Miranda (Vargas) y otros en el Museo Marino de Boca de Río (Nueva Esparta).

El Abogado Converso.



San Alfonso María de Ligorio, nació en Marianela, provincia cercana a la ciudad de Nápoles, el 27 de Septiembre de 1696; era su familia una familia antigua y noble, aunque la rama a la cual pertenecía el santo se había empobrecido, el padre de Alfonso, Don José de Ligorio era un oficial naval y capitán de la Flota Real, la madre del Santo era descendiente de Españoles. Alfonso no fue a la escuela sino que fue educado por tutores bajo la vigilancia de su padre, su padre deseaba hacer de él un brillante político, lo motivo ha estudiar varios idiomas modernos, aprender música, artes y detalles a la conducta de un caballero. A la edad de dieciséis años, el 21 de Enero de 1713, obtuvo el grado de doctor en leyes, aunque veinte era la edad fijada por los estatutos para poder optar a ese título universitario. Él mismo contó que en ese momento era tan pequeño para ser completamente cubierto por su toga de doctor que todos los asistentes rieron. Poco después el muchacho inició sus estudios para el colegio de abogados, y alrededor de los diecinueve años practicó su profesión en las cortes. En los ocho años de su carrera como abogado, años colmados de trabajo, se dice que nunca perdió un caso. Aun si hubiera alguna exageración en esto, ya que no está siempre en las manos del abogado el estar del lado ganador, pero la tradición muestra que fue extraordinariamente capaz y exitoso, de hecho, a pesar de su juventud, a sus veintisiete años era uno de los líderes del Colegio Napolitano. Como abogado, el sin sabor del ejercicio profesional no lo dejaba satisfecho ante el gran peligro que en el mundo existe de ofender a Dios, la disyuntiva existencial llegó con un acontecimiento que cambió su vida, perdió judicialmente una causa muy importante por intereses políticos, lo que le provocó una fuerte crisis emocional y espiritual.

Tras un largo proceso de búsqueda espiritual, para conservar la pureza de su alma visitaba frecuentemente a Jesús Sacramentado, rezaba con gran devoción a la Virgen y huía de toda conversación indeseable. Por revelación divina, San Alfonso abandona todo y decide convertirse en apóstol incansable del Señor Jesús. La tarea no fue fácil; tuvo que enfrentar, con gran lucha espiritual, a su padre y familia, a sus amigos y así mismo. Al fin, a los 30 años de edad logra ser ordenado sacerdote, y desde entonces se dedicó a trabajar con las gentes de los barrios más pobres de Nápoles y de otras ciudades, a quienes les enseñaba el catecismo.

El 9 de noviembre de 1752 fundó, junto con otros sacerdotes, la Congregación del Santísimo Redentor (o Padres Redentoristas), y siguiendo el ejemplo de Jesús se dedicaron a recorrer ciudades, pueblos y campos predicando el evangelio. Por 30 años, con su equipo de misioneros, el santo recorrió campos, pueblos, ciudades, provincias, permaneciendo en cada sitio 10 o 15 días predicando, para que no quedara ningún grupo sin ser instruido y atendido espiritualmente.

San Alfonso fue un escritor muy prolífico; al morir dejó 111 libros y opúsculos impresos y 2 mil manuscritos. escribió “La práctica de amar a Jesucristo”, “La preparación para la muerte”, “Las glorias de María”, siendo “La teología moralis” la obra que influyó en la formación del clero por muchos años. Durante su vida vio 402 ediciones de sus obras.

San Alfonso, predicaba con sencillez y le enseñaba a sus misioneros que “un sermón sin lógica resulta disperso y falto de gusto. Un sermón pomposo no llega a la masa. Por mi parte, puedo deciros que jamás he predicado un sermón que no pudiese entender la mujer más sencilla". Entre sus frases conocidas está: “No hay gente débil y gente fuerte en lo espiritual, sino gente que no reza y gente que sí sabe rezar”.

En 1762 el Papa lo nombró obispo de Santa Agueda. San Alfonso, quien no deseaba asumir el cargo, aceptó con humildad y obediencia, permaneciendo al frente de la diócesis por 13 años donde predicó el Evangelio, formó grupos de misioneros y dio catequesis a los más pequeños y necesitados.

Sus últimos años fueron llenos de sufrimientos y enfermedades dolorosas; el santo soportó pacientemente todos estos males, rezando siempre por la conversión de los pecadores y por su propia santidad. San Alfonso muere el 1 de agosto de 1787, a la edad de 90 años. El Papa Gregorio XVI lo declara Santo en 1839. El Papa Pío IX lo declara Doctor de la Iglesia en 1875.

San Alfonso, cuyo nombre significa “listo para el combate”, es representado con el crucifijo, los libros, el rosario o la figura de la Santísima Virgen María, a quien le tenía una profunda devoción. La iglesia Católica celebra cada 1 de agosto la fiesta de San Alfonso María de Ligorio.

A continuación se anexan una serie de importantes enlaces de la obra escrita de San Alfonso María de Ligorio para su estudio a quién le interese estos temas de filosofia cristiana.

Obras de San Alfonso María de Ligorio en google books
  • Las Glorias de María [1]
  • Conformidad con la voluntad de Dios [2]
  • Preparación para la muerte [3]
  • Práctica de amor a Jesucristo [4]
  • Historia de las Herejías [5]
  • Meditaciones sobre la Pasión de Jesucristo [6]


Consideraciones de San Alfonso María de Ligorio sobre la muerte en Youtube
  • De la eternidad del infierno [7]
  • Engaños que el enemigo sugiere al pecador [8]
  • El Amor de Dios [9]
  • De las penas del infierno [10]
  • Certidumbre de la muerte [11]
  • Bien de la Gracia divina y mal de la enemistad [12]
  • Remordimientos del condenado [13]