miércoles, 8 de julio de 2020

La Burbuja Existencial.

Fotograma: "La Espuma de los días"

Algo no anda bien en la gente, por no decir en la humanidad, cuando se observa la mundanidad desde una perspectiva más elevada, y cuando digo “elevada” no es que me sitúe por encima de los demás como semejantes que somos, sino desde una visión más objetiva, un poco más objetiva, porque la neutralidad al punto es de las máquinas, y somos seres pensantes, con todas nuestras virtudes y defectos; es el hecho cierto de las argumentaciones y las incoherencias existenciales de la gente en sus posturas pensantes, sean religiosas, culturales, políticas e ideológicas.
Al paso de los años y de la experiencia, uno adquiere esa necesaria capacidad de estudiar mejor a la gente, pero, pero solo entendiendo el cuadro del entorno donde se desenvuelve su personalidad y modo de vida, para asumir, un poco más o menos, un análisis comprensivo de las aptitudes y actitudes de las personas en sus vidas.
Hoy ví y escuché una pareja, fue en Yotube, por su canal de redes sociales, ella es hija de un conocido y difunto profesor comunista y Ius filósofo, él es de profesión periodista, ella siempre bohemia con sus rizos y vestido Hippie, él con su barbita a lo Guevara pero con la nívea señal de los años, por mucho que trate de ocultarlos tras de su camiseta y sus pantalones Blue Jeans, ambos cantando temas “revolucionarios” que por cierto, no cantan tan mal pero tampoco son buenos, por lo menos el hombre trataba de charrasquear en su Cuatro una “Danza” aportándole la letra de un insípido tema de una canción intitulada “Pueblo Valiente” y ella se lanzó otro tema cantado en memoria de la legendaria comunista Olga Luzardo.
Yo los observé y escuché, pues los conocí en los pasillos de la Universidad del Zulia, entonces LUZ era aquella bonita casa grande “nuestra” y lucía plena de juventud en sus aulas, pasillos y jardines, de muchachada estudiantil feliz y animosa; de tal modo yo los escuche y observé, a ella y a él, cantando sus temas “revolucionarios”;  en otros tiempos, de aquellos de mi juventud, me hubiera resteado con esos chamos, ese canto está bueno, hubiera dicho, cantan verdades, hubiera sentenciado; pero hoy me suenan con el desgarbado tono de la decepción y la amargura.
Acá en Santiago, durante los disturbios del año pasado, entre quemas de autobuses y estaciones del metro, los rebeldes muchachos arengaban sus proclamas amenazando a los burgueses en sus burbujas residenciales, a mí se me grabó ese dicho: “BURBUJAS RESIDENCIALES” ya era bastante digerir el sin sentido de incinerar su propio transporte público, por sobre toda justificación reivindicativa social, lo cual es asumible en toda sociedad que se precie así misma, lo anacrónico del asunto, es saber comprender a una gente en sus motivaciones políticas y económicas, cuando vienes de un país gobernado, por los mismos ideólogos que atizan la candela rebelde en el país residente que te acoge, y en mi propio país, se reprime, se encarcela y se tortura con vehemencia feroz en nombre de la libertad y la autodeterminación de los pueblos.
El asunto es, que cuando ví y escuché cantar a estos “Chamosaurios” desde su pomposa residencia, situada porque lo sé, en una urbanización de clase alta de Maracaibo, llena de cortinas y mobiliario, tras de sí, sobre sus cabezas tremendas ventilas de aires acondicionados centrales, todo bien chévere y bonito, frescos y gentiles, cómodos y bien nutridos, ella con sus rizos y él además, con su –gorrita- adornada con una chapita del Che Guevara, no pensé no más, sino que recordé aquel dicho: “BURBUJAS RESIDENCIALES” recordando además, las penurias de mi país y de su gente.
Anacronismos del mundo, contradicciones existenciales, antagonismos de realidades encontradas en el espejo multicolor de ideologías indigestas y frustradas, todo es pasajero del tiempo, vanidad existencial y esnobismo.
¡Carajo...! Y no me vayan a decir, que es el “imperialismo” porque el sentido de la antiética social, la corrupción política, su burocracia e inmoralidad, a la que se ha sometido y quebrantado la voluntad de un país: Venezuela, nada ni nadie lo puede justificar, menos razonar y jamás argumentar en su sano juicio.

JLReyesMontiel.