lunes, 3 de agosto de 2020

La Hora de los Valientes.

Francisco Goya, autoretrato.
Analizando el tema de una excelente producción cinematográfica española “La Hora de los Valientes” su personaje central “Manuel” es un joven imbuido de ideales anarquistas por su militante abuelo republicano, “Manuel” trabaja como celador en el Museo del Prado, al estallar la guerra civil en 1936, el gobierno instaurado de la República de España ordena trasladar las obras de arte del museo de Madrid a Valencia; “Manuel” logra recuperar el autoretrato de Francisco de Goya y en torno a este acontecimiento surge toda la trama e incidencias de la película, la cual recomiendo ver al final y cuando tengan tiempo.

Lo que queda bien claro en la escenificación del drama bélico son los excesos, tanto del extremo republicano como del lado franquista, y eso es patético en toda guerra civil, el pueblo que está en medio del conflicto siempre resulta el más afectado, a parte de sus calamidades y sus muertos, por la afectación del patrimonio artístico y cultural de la nación que está por encima de los intereses de la diatriba política de su momento histórico.

Excesos que le son comunes y sufren por igual la gente aquí y allá, y donde se desarrolle conflictos armados, víctimas de la guerra, desplazados con repercusión social en los países que acogen a los refugiados, expatriados y emigrantes. Ejemplos sobran, pasado y presente, el planeta entero y ahora con mayores efectos y agudizado por el desarrollo de los medios de comunicaciones que hacen un mundo sin fronteras.

Si analizamos la película podemos situar hechos que son muy familiares para nosotros los venezolanos, colas de personas, racionamiento y escases de medicinas, alimentos y servicios públicos, y sobre todo nuestros muertos, nuestros mártires, ahora que nos ha tocado vivir las incomodas consecuencias de un sistema político y sus pretensiones de imponerse a toda costa, por el hecho cierto y probado de la fragante intromisión de agentes extranjeros que fundamentan sus reales y desleales intenciones, allá la soviética injerencia de Stalin, acá la intromisión Ruso-Putin-Castrista, en uno y otro caso, en la supuesta  consecución de ideales y principios pisoteados a cada paso, por la afrenta de su corrupción y tiránico ejercicio burocrático del poder y avasallamiento popular.

En el teatro de los conflictos políticos y sociales, surgen también los trepadores de oficio, los que al fin de cuentas resultan los verdaderos y exitosos ganadores y vencedores, llevándose la mejor parte de la miseria humana, éste representado por el personaje “Lucas” la antítesis de “Manuel” que me hace recordar en Dr. Zhivago al personaje “Victor” parte esbirro, segundón y escurridizo vividor.

Cuantos son los “Lucas” que se entrecruzan entre las piernas a los artífices de las revoluciones y conflictos sociales, valiéndose de su astucia y capacidad mimética de disimular su sagacidad en búsqueda de escalar política y económicamente, por encima de las circunstancias y por encima de los valientes, carne de cañón inútilmente sacrificada.

Cuantos son los “Manuel” soñadores ingenuos y febriles, entusiastas de ideales puros y sublimes, en los epicentros de las protestas populares, rebeliones y conflictos, buscando redimirse y buscando para su gente mejores condiciones de vida y existencia, buscando para su país la ansiada libertad.

De Francisco José de Goya y Lucientes, conocemos su vida y obra, le tocó su pedazo de azarosa existencia durante la ocupación Napoleónica de España, y supo captar en sus lienzos y bocetos, todo el dramatismo de la guerra y sus secuelas, como testimonio para toda una humanidad compungida ante el peligro eminente de la opresión que sobre ella pesa cual Espada de Damocles.

En América del Sur especialmente, tenemos nuestro propia Espada de Damocles, se están jugando sus pueblos su suerte entre la democracia y la tiranía, y sus pueblos deben saber defender su preciada libertad, frente a las francas y develadas  intenciones de “quienes” pretenden colocarse y hacer de Venezuela la cabeza de playa para propagar por el continente conflictos político-sociales al mero estilo de nuestra querida Venezuela, entendiendo que tal cual decía nuestro poeta inmortal Andrés Eloy Blanco: -La Democracia está de pie en la encrucijada de las más trágicas codicias.

JLReyesMontiel.

 https://youtu.be/9d2dmrk_lQk