viernes, 21 de agosto de 2020

Se acabó el tiempo.


"Desde la aparición
del Estado Constitucional
y más completamente
desde la instauración de la democracia,
el demagogo es la figura típica
del jefe político en Occidente"
Max Weber.
El tiempo se acabó, pasó a la historia aquella época de la política y los políticos de la Venezuela Petrolera, en el mal sentido del ejercicio del espíritu de facción, proselitista y electoral, asumido y así entendido por la clase política venezolana del siglo XX, basado en arreglos de cúpulas burocráticas que se subrogaban el derecho de dirigir los destinos de nuestro país, incluso por encima del interés nacional.

Todavía persiste, esa carrera por figurar en la política venezolana, tratando de protagonizar los escenarios públicos, para trepar al poder, por demás, a expensas de aplastar los verdaderos líderes emergentes, en ese afán de presumir detentar la facultad expresa de auto designarse como cabeza del partido, tratase de los viejos partidos tradicionales, grupos o movimientos que fueren, en el marco de la profunda crisis de la política venezolana.

¿Cómo enfrentar la monolítica arrogancia hegemónica del poder sustentado por el régimen? Solo con una monolítica presencia de oposición, esa es la condición impretermitible para enfrentar en estrados, palestras y ante el país entero, a la Bestia de Seis Cabezas del régimen títere del Castrismo en Venezuela.

Al final de cuentas, esa absurda majadería de correr tras del poder, en ser aquel que llegué primero a “Miraflores” se unge ante la prensa y la opinión pública, como el que verá la luz en la Presidencia de Venezuela, y sus segundones en las lozanas y apetecidas prendas del poder.

Es muy viable sugerir, para el futuro Constitucional del Estado Venezolano, se asuman las funciones públicas de los gobernantes como tareas Honorarias, sujetas a penas imprescriptibles por largos años de prisión, estableciendo las diversas tipologías penales de malversación de fondos públicos, corrupción política y dolo en sus heterogéneas maneras, formas y especies.

Sin dejar de lado, la creación de Tribunales Especiales, de libre elección y remoción popular, monitoreados permanente por la Fiscalía General de la República, por la Procuraduría General de la República y por la Contraloría General de la República; dichos Tribunales Especiales, tendrán la competencia del conocimiento de los hechos por malversación de fondos públicos y demás actos dolosos, en la que incurran todo funcionario público desde el Presidente, hasta el último funcionario, secretario o escribiente del pueblo más apartado y lejano del territorio venezolano como su jurisdicción.

Dichos Tribunales Especiales anti corrupción, desde los jueces, secretarios, alguaciles, escribientes, archivistas, hasta el portero del Palacio de Justicia pues, estarán por igual sujetos al dispositivo legal penal que se establezca, y les sancione por su dolo, valimento e ilícito proceder. Incluyendo a la Fiscalía y sus Fiscales del Ministerio Público, Procurador de la República y Contralores, en fin, a toda la cadena de funcionarios, subalternos y afines, tanto del sector civil, como militar, a éstos se les doblarán las penas por su carácter castrense, y serán sometidos en igualdad de condiciones procesales a la jurisdicción civil, en fin, a todo aquel que de una u otra forma ejerza cargo o desempeño de las funciones de servidores públicos, habidos y por haber.

Sanear la gestión pública, es sanear la Democracia, sanear la Democracia es sanear al hombre en sociedad, por eso es necesario sanear la política venezolana al modo Aristotélico, y para ello hay que tomar medidas extremas para lograr edificar el país que queremos, sino, por ese camino que vamos, algún día, las nuevas generaciones a fuerza de sangre, dolor y lágrimas, aprenderán la dura lección y adquirirán sentido de pertenencia a la cosa pública y querencia por lo que es de uno y de todos.

Abraham Puertas.


     

lunes, 3 de agosto de 2020

La Hora de los Valientes.

Francisco Goya, autoretrato.
Analizando el tema de una excelente producción cinematográfica española “La Hora de los Valientes” su personaje central “Manuel” es un joven imbuido de ideales anarquistas por su militante abuelo republicano, “Manuel” trabaja como celador en el Museo del Prado, al estallar la guerra civil en 1936, el gobierno instaurado de la República de España ordena trasladar las obras de arte del museo de Madrid a Valencia; “Manuel” logra recuperar el autoretrato de Francisco de Goya y en torno a este acontecimiento surge toda la trama e incidencias de la película, la cual recomiendo ver al final y cuando tengan tiempo.

Lo que queda bien claro en la escenificación del drama bélico son los excesos, tanto del extremo republicano como del lado franquista, y eso es patético en toda guerra civil, el pueblo que está en medio del conflicto siempre resulta el más afectado, a parte de sus calamidades y sus muertos, por la afectación del patrimonio artístico y cultural de la nación que está por encima de los intereses de la diatriba política de su momento histórico.

Excesos que le son comunes y sufren por igual la gente aquí y allá, y donde se desarrolle conflictos armados, víctimas de la guerra, desplazados con repercusión social en los países que acogen a los refugiados, expatriados y emigrantes. Ejemplos sobran, pasado y presente, el planeta entero y ahora con mayores efectos y agudizado por el desarrollo de los medios de comunicaciones que hacen un mundo sin fronteras.

Si analizamos la película podemos situar hechos que son muy familiares para nosotros los venezolanos, colas de personas, racionamiento y escases de medicinas, alimentos y servicios públicos, y sobre todo nuestros muertos, nuestros mártires, ahora que nos ha tocado vivir las incomodas consecuencias de un sistema político y sus pretensiones de imponerse a toda costa, por el hecho cierto y probado de la fragante intromisión de agentes extranjeros que fundamentan sus reales y desleales intenciones, allá la soviética injerencia de Stalin, acá la intromisión Ruso-Putin-Castrista, en uno y otro caso, en la supuesta  consecución de ideales y principios pisoteados a cada paso, por la afrenta de su corrupción y tiránico ejercicio burocrático del poder y avasallamiento popular.

En el teatro de los conflictos políticos y sociales, surgen también los trepadores de oficio, los que al fin de cuentas resultan los verdaderos y exitosos ganadores y vencedores, llevándose la mejor parte de la miseria humana, éste representado por el personaje “Lucas” la antítesis de “Manuel” que me hace recordar en Dr. Zhivago al personaje “Victor” parte esbirro, segundón y escurridizo vividor.

Cuantos son los “Lucas” que se entrecruzan entre las piernas a los artífices de las revoluciones y conflictos sociales, valiéndose de su astucia y capacidad mimética de disimular su sagacidad en búsqueda de escalar política y económicamente, por encima de las circunstancias y por encima de los valientes, carne de cañón inútilmente sacrificada.

Cuantos son los “Manuel” soñadores ingenuos y febriles, entusiastas de ideales puros y sublimes, en los epicentros de las protestas populares, rebeliones y conflictos, buscando redimirse y buscando para su gente mejores condiciones de vida y existencia, buscando para su país la ansiada libertad.

De Francisco José de Goya y Lucientes, conocemos su vida y obra, le tocó su pedazo de azarosa existencia durante la ocupación Napoleónica de España, y supo captar en sus lienzos y bocetos, todo el dramatismo de la guerra y sus secuelas, como testimonio para toda una humanidad compungida ante el peligro eminente de la opresión que sobre ella pesa cual Espada de Damocles.

En América del Sur especialmente, tenemos nuestro propia Espada de Damocles, se están jugando sus pueblos su suerte entre la democracia y la tiranía, y sus pueblos deben saber defender su preciada libertad, frente a las francas y develadas  intenciones de “quienes” pretenden colocarse y hacer de Venezuela la cabeza de playa para propagar por el continente conflictos político-sociales al mero estilo de nuestra querida Venezuela, entendiendo que tal cual decía nuestro poeta inmortal Andrés Eloy Blanco: -La Democracia está de pie en la encrucijada de las más trágicas codicias.

JLReyesMontiel.

 https://youtu.be/9d2dmrk_lQk