domingo, 18 de octubre de 2015

Tomás Alva Edisón.

El introvertido
niño Tomás.
Distraído de niño, pero simpático; sus padres, decidieron establecerse en Ohío, en la escuela primaria sus maestros lo consideraban un mal estudiante, sin embargo, con su madre tenía una muy buena relación, y él la recordaba como  “comprensiva , cariñosa y  su mejor maestra”  según sus biógrafos tuvo una influyente querencia muy destacada en la vida de su hijo, pues sin ella hubiera sido un hombre ignorante, incomprendido y desdichado; muy a pesar de sus fracasos escolares su madre siempre estaba ahí presente para ayudarlo y así con tiempo logró terminar su carrera inicial.

Nace en Milan, Ohio, el 11 de febrero de 1847, fallece en West Orange, Nueva Jersey, el  18 de octubre de 1931, fue un empresario e inventor estadounidense que patentó más de mil inventos, durante su vida adulta hacía un invento cada quince días, contribuyó a darle a Estados Unidos los perfiles tecnológicos del mundo contemporáneo tales como la industria eléctrica, un sistema telefónico, el fonógrafo, las películas, entre otros tantos inventos de su genio, en una oportunidad dijo -no fue mi creación, ni lo invente, solo lo descubrí, siempre a estuvo ahí-. Hijo de Samuel Ogden Edison, Jr. (1804-1896) y Nancy Matthews Elliott (1810-1871). Sus antepasados provenían de Ámsterdam y se establecieron en el río Passaic, en Nueva Jersey.

El investigador y cientifico, no lo invente lo descubrí.
Un pensador de sus sueños, imaginando cosas y distintos inventos y sistemas mecánicos para agilizar procesos industriales e incluso personales, de una personalidad incansable, entusiasta; sabía que las ideas, para dar su fruto, deben apoyarse en la investigación científica más cuidadosa y perfecta; adquirió y leyó todos los libros científicos necesarios para sus experimentos.

Tomás el vendedor
y futuro empresario.
Comenzó su carrera vendiendo frutas y más adelante se presentó en las oficinas de la compañía ferroviaria donde trabajaba un amigo de su padre, diciéndole: “No aspiro a un puesto, deseo sólo una autorización para vender diarios y alimentos en los trenes.” Días más tarde llegaba la autorización para la línea Port Hurón-Detroit. Trabajando como vendedor capitalizaba sus ingresos y de ese modo Edison pudo acceder a una buena biblioteca para sus experimentos, con mezclas, frascos de química, imanes, probetas y toda clase de aparatos. Mas tarde su padre le cedió  una parte del sótano para laboratorio, cumpliendo uno de los mayores deseos de su hijo. 

Un acontecimiento que casi le cuesta la vida debía perturbar la dicha del futuro sabio. La compañía le permitió instalar, en un coche furgón, una pequeña imprenta para la publicación del “Weekly Herald” cuya dirección, redacción y compaginación estaban completamente a su cargo. Este semanario publicaba las noticias de la guerra entre norteños y sureños, recogidas en Detroit. Al bajar para vender —al precio de 3 centavos el ejemplar— la ultima edición, no advirtió que el tren se había puesto en marcha. De un salto trepó al estribo del último coche, quedando suspendido. Imposibilitado para mantenerse mucho tiempo en esa posición acrobática, debió su salvación a la rapidez de un empleado que lo ayudó a entrar en el vagón, pero que desgraciadamente lo golpeó en el oído. El salvamento le produjo una mastoiditis que determinó en el joven una semisordera incurable. Aceptó ese contratiempo con resignación, pero tuvo que renunciar al puesto.

Edisón el telegrafista.
Un día Edisón salvó la vida de un niño que estaba sobre los rieles, a punto de ser atropellado por un tren, acto que le valió la gratitud del padre de la criatura un telegrafista de Port Hurón y le dijo: “Lo que yo puedo hacer por ti es enseñarte mi oficio. Cuando lo conozcas te será mucho más fácil conseguir un buen empleo.” Así Edisón mientras aprendía el alfabeto Morse, vivía fascinado por el funcionamiento de la máquina, un año después estará en su primer puesto de telegrafista de Cincinnati, luego se trasladó a Boston y a la edad de 22 años (1869) vivía en Nueva York y trabajaba en una compañía importante; en una oportunidad se produjo un desperfecto en el aparato transmisor, Edison se ofreció para repararlo y cumplió tan brillantemente su tarea que fue nombrado consejero técnico.

Durante este nuevo período de su vida inventó un registrador eléctrico para los votos parlamentarios que, sin embargo, no obtuvo el éxito esperado; pero, incansable en sus investigaciones, inventó otra máquina que reemplazó al anticuado indicador telegráfico de las cotizaciones de valores. Esto le produjo 40.000 dólares de ganancia que le permitieron abandonar su empleo y abrir un laboratorio en Newark.

Mary Stilwell primera esposa de Edisón.
Mina Edisón seguda esposa

Desde entonces, la personalidad del joven sabio era tan difundida que sus colaboradores aceptaron modestos salarios y penosos horarios con tal de trabajar junto a él. Su encantadora vecina, Mary Stillwall, después de haber sido su primera secretaria, aceptó ser su esposa a pesar de la existencia modesta que Tomas le ofrecía. Mary, cariñosa, fiel y buena, compartió sin quejas las privaciones, las fatigas y las preocupaciones que un día debían transformarse en riqueza y gloria.

Tomás Alva Edisón el consagrado inventor. 
Desde 1870 hasta 1876, Edison hizo patentar 120 inventos distintos, algunos muy importantes, entre ellos estaba el multicopista (mimeógrafo), destinado a la copia de escritos y dibujos que se reproducen mediante un papel especial cubierto de parafina, y un aparato con sirena para alertar policías y bomberos. Pero el más notable fue el sistema de telégrafo automático, que consistía en una cinta perforada que permitía la impresión de un mensaje en letras, en vez del antiguo sistema de puntos y líneas. Este nuevo aparato, ensayado con enorme éxito, realizaba la anhelada posibilidad de permitir la transmisión simultánea de varios mensajes con el mismo cable.

El fonógrafo de Edisón.
Edison había abandonado sus laboratorios de Newark para trasladarse a locales más grandes y mejor equipados cerca de West Orange. El lugar donde se levantaron sus nuevos laboratorios debía procurarle más tarde el apodo de “Brujo de Menlo Park”. Aquí tuvo como colaboradores, entre otros personajes destacados, al mismísimo físico e inventor estadounidense de origen croata Nikola Tesla.

Sus numerosos estudios sobre la acústica, a la que dedicaba largas horas desde hacía muchos años, le valieron el más original de sus descubrimientos: el fonógrafo, se sabe,  que pasó al mismo tiempo, otro sabio francés de nombre Charles Cros, inventaba una máquina llamada “parlante” … El hecho es asombroso por cuanto los dos hombres trabajaban separadamente.

En 1878, el primer fonógrafo consistía en un cilindro sobre el cual se ajustaba una bocina que recibía la voz unida a una punta que grababa las vibraciones sonoras; con este aparato curiosísimo, Edison se presentó ante el señor Beach, director de una de las más importantes revistas científicas americanas. --Buenos días- dijo la voz de Edison, saliendo del aparato. -¿qué pensáis del fonógrafo?- el señor Beach se sobresaltó ,pero pronto se sobrepuso al asombro y preparó inmediatamente un número especial para anunciar, en el “Scientific American”, el nuevo y prodigioso invento, Edisón era como un niño que hubiera llegado a fabricar un juguete maravilloso.

El bombillo al vacío y el filamento de carbono.
A partir de este instante trabajará incansablemente y éste será el período más absorbente de su vida. El mundo estaba deseando el alumbrado público. La lámpara de arco, derivada del invento del italiano Volta, no era práctica pues producía una luz demasiado violenta, cara y “ruidosa”. Un grupo de financistas e industriales confió a Edison la solución del problema que otros no habían podido resolver, entonces ideó una pequeña lámpara incandescente, pero ese proyecto no se pudo realizar sino dos años más tarde, durante ochocientos días y ochocientas noches, secundado por sus más fieles colaboradores, tuvo la paciencia de ensayar seis mil fibras diferentes: vegetales, minerales, animales y aun humanas, pues hasta un pelo de la barba rojiza de uno de sus asistentes se utilizó en los experimentos.

El recipiente (un pequeño globo de vidrio que le había valido meses de trabajo) estaba listo, pero lo que no había podido encontrar aún, era el filamento capaz de resistir la incandescencia por mucho tiempo, de manera de hacer del producto algo sustentable y rentable al consumidor, parece que la noche fue buena consejera y la suerte favoreció a su genio, mientras leía a la luz de una lámpara de petróleo, su mano se untó con hollín al tocar inadvertidamente el tubo, mientras examinaba su mano, pensó en ese instante que sólo un filamento carbonizado podría mantenerse largo tiempo incandescente sin destruirse, siempre que estuviera en el vacío. Así nació la primera lámpara eléctrica, la antepasada de las que hoy alumbran nuestras veladas e iluminan nuestras ciudades, transformando la noche en día. Dos años más tarde, en 1882, inauguraba en Nueva York el primer alumbrado eléctrico de sus calles y el primer sistema nacional de producción y distribución de la energía eléctrica. La “Central de Edison”, adoptada pronto en el mundo entero, facilitó todos los desarrollos ulteriores de la industria moderna. La primera demostración práctica, coronada con un éxito completo, tuvo lugar en Menlo Park, el 21 de octubre de 1879, y dio paso a la inauguración del primer suministro de luz eléctrica de la historia, instalado en la ciudad de Nueva York en 1882, y que inicialmente contaba con 85 suscriptores.

Incansable buscador mas allá de las ideas
un realizador y descubridor.
Thomas Alva Edison contribuyó a la investigación estrictamente científica, con el descubrimiento del llamado efecto termoeléctrico (1883), también conocido en la actualidad como efecto Edison, el cual permitiría, años más tarde, el desarrollo del dispositivo electrónico conocido como diodo, que daría paso al advenimiento de la moderna revolución de la electrónica en todos los ámbitos de la técnica actual desde televisores, radios y muy especialmente en las comunicaciones.

Tomás Alva Edisón es uno de los más grandes bienhechores de la humanidad. Este estadounidense fue uno de los inventores que más contribuyeron a modificar la vida del hombre contemporáneo, los más de mil inventos que patentó transformaron de manera drástica las costumbres y los hábitos de consumo de las sociedades industrializadas. De la misma manera, Edison consolidó la investigación tecnológica.

Amarantho Buendia.


Como sobremesa, esta gráfica de dos portentos
del desarrollo tecnológico estadounidense,
Tomás Alva Edisón con su amigo Henry Ford.